Declaración Antiprejuicio
Como familia presbiteriana, afirmamos el valor inherente y la dignidad de cada ser individual, reconociendo que todas las personas son creadas a la imagen de Dios. Por lo tanto, nos corresponde defender los principios de la justicia, la equidad y la compasión en nuestras iglesias y en todos los aspectos de nuestras vidas.
Los prejuicios implícitos o explícitos son contrarios a estos principios, porque distorsionan nuestras percepciones y acciones, y conducen al trato injusto y las injusticias sistémicas. Como seguidores de Cristo, se nos llama a amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos y a buscar la justicia.
Al retar y desmantelar activamente los prejuicios, creamos comunidades que reflejan el amor inclusivo e incluyente de Dios, donde todas las personas son valoradas y respetadas. Esto no solo fortalece nuestros lazos como comunidad, sino que también nos permite encarnar más plenamente las enseñanzas de Jesucristo.
El Sínodo de Lincoln Trails se compromete a reconocer y confrontar los prejuicios dentro de sus estructuras y comunidades, para que todas las personas sean tratadas con la dignidad y el respeto que se merecen como hijos, hijas e hijes amados de Dios.